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"En el corazón de Bogotá, la noche del 26 de abril se vistió de gala y nostalgia. El Teatro México, transformado en un entrañable "cafetín" de arrabal, abrió sus puertas a una velada donde el tango fue el protagonista de una sentida celebración.
Desde las 7:00 p.m., el ambiente se impregnó de la cadencia melancólica del bandoneón, evocando aquellos "pedacitos de cielo" que representan a los padres y madres presentes. Sus rostros, marcados por el tiempo y las experiencias, reflejaban la emoción de ser homenajeados a través de un arte que habla directamente al alma.
Cada melodía fue un susurro de gratitud, cada paso de baile, un abrazo eterno. Las parejas se entrelazaron en la pista, dibujando historias de amor y entrega, tal como aquellos primeros "pasos" que sus hijos e hijas dieron en la vida, guiados por su ejemplo.
En cada rincón del teatro, sentimos la frase "El tango es un pensamiento triste que se puede bailar". Pero en esta noche especial, alegría se apoderó del lugar, en un vibrante tributo a quienes nos enseñaron a "bailar la vida" con pasión y resiliencia.
Las notas del bandoneón se elevaron como "te quieros" sinceros, y el taconeo en el suelo resonó como un unísono de "gracias". Fue una "milonga" de amor genuino, donde la elegancia se fundió con la emoción, creando una atmósfera inolvidable para todos los presentes.
El Teatro México se convirtió, por unas horas, en un santuario de recuerdos y afecto, donde el tango no solo se bailó, sino que se sintió en lo más profundo del corazón.
