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Reactivadoras de la economía

Noticias, publicado el 21 de Abril de 2021

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Las consecuencias de un año como 2020 permiten afirmar que son estas entidades las llamadas a  contribuir al bienestar y a la tranquilidad económica de los colombianos.

La confianza en las cooperativas con actividad financiera continúa consolidándose en el país, así lo demuestran las cifras. De acuerdo con Confecoop, al cierre del 2020, los activos de estas entidades sumaron 27 billones de pesos, evidenciando un crecimiento frente al 2019 en un 9.17%, casi cuatro veces lo que fue el PIB nacional.

Por su parte, el patrimonio se ubicó en 7.72 billones de pesos, con un crecimiento del 3.33%, y los aportes sociales cerraron el año en 4.7 billones de pesos, incrementándose en 7.5% frente al mismo periodo del año anterior. 

Ser asociado a una cooperativa, entonces, es la oportunidad de ser propietario de una empresa solidaria que, además de ofrecer servicios, también brinda beneficios sociales a quienes la conforman, pues el cooperativismo en su esencia promueve la participación de los asociados a través de procesos democráticos internos, haciéndolos parte de los espacios de decisión.

Al asociarse, la persona debe hacer unos aportes sociales que le permiten elegir y ser elegida para participar en la toma de decisiones en la Asamblea y en la Junta Directiva. En el caso de una cooperativa de ahorro y crédito o una cooperativa financiera, el asociado puede además de ahorrar, solicitar créditos con tasas de interés que podrían ser mejores a las que ofrece el mercado financiero tradicional.

Otra característica de este tipo de entidades son los recursos que se destinan a promover actividades de bienestar y solidaridad, a partir de los excedentes de la operación que por ley deben ser reinvertidos anualmente en la comunidad.

Víctor Hugo Romero Correa, gerente general de JFK Cooperativa Financiera, señala que desde la  perspectiva social, “las cooperativas en general participamos a nuestros asociados de los beneficios de la entidad. En nuestro caso, la gestión social es uno de nuestros propósitos, entre otros, damos auxilios educativos, regalos, alivios y donaciones cada año para que nuestros asociados y clientes sientan nuestro apoyo y compromiso”.

Como él recuerda, en 2020, JFK destinó 65.000 millones de pesos para las comunidades, recursos que fueron invertidos en alimentos y kits escolares para población vulnerable, y regalos de navidad para 54.000 asociados, además de donaciones para instituciones educativas y eventos a lo largo del año. Así mismo, 24.000 millones de pesos fueron entregados en alivios a deudores.

“Cada cooperativa escoge el tipo de beneficio social que quiere otorgar a sus asociados y a la comunidad. En JFK Cooperativa Financiera, al ser una empresa con una estabilidad financiera importante, y teniendo un segmento de mercado definido en los estratos 1, 2 y 3, la inversión social es un componente fuerte de nuestra gestión”, comenta Romero Correa.

Al ser la solidaridad un valor intrínseco en el mundo cooperativo, son estas organizaciones, en especial las de carácter financiero, las llamadas a ser reactivadoras de la economía nacional, apoyando al ciudadano de a pie con créditos a tasas competitivas, brindando alivios a quienes estén en mora para que puedan estar tranquilos, y ofreciendo a los microempresarios financiación para que su actividad productiva no cese. 

“En momentos de dificultad como los que atravesamos todos los colombianos tras el embate de la pandemia, es importante pensar en cuáles son las instituciones financieras que realmente les prestan un servicio, que propenden por su bienestar brindando ayudas reales y beneficios tangibles”, asegura el gerente general de JFK Cooperativa Financiera.

¿Ahorro y crédito o financieras?
En el mundo cooperativo existen dos tipos de entidades cuyas soluciones apoyan Cooperativas financieras se perfilan como reactivadoras de la economía Las consecuencias de un año como 2020 permiten afirmar que son estas entidades las llamadas a contribuir al bienestar y a la tranquilidad económica de los colombianos.

Están las cooperativas financieras, como JFK, y las cooperativas de ahorro y crédito. Aunque en esencia podría decirse que ofrecen los mismos beneficios, estas difieren principalmente en el tipo de vigilancia estatal bajo la cual operan y el tipo de mercado que pueden atender.

Las cooperativas financieras son vigiladas por la Superintendencia Financiera al igual que la banca tradicional, mientras que es la Superintendencia de la Economía Solidaria la que controla a las cooperativas de ahorro y crédito.

Otra diferencia entre estos dos tipos de cooperativas es que las de carácter financiero pueden atender tanto a sus asociados (quienes aportan a la cooperativa) como a clientes particulares, tanto personas
naturales como jurídicas con ánimo de lucro, convirtiéndose en una alternativa de ahorro, crédito e inversión para los empresarios.

“Las cooperativas financieras, en relación con los bancos, brindamos mejor rendimiento al ahorro; y en crédito depende de la estrategia y los momentos de liquidez de cada empresa. En la medida en que la situación financiera se ve fortalecida, esto permite tener tasas de crédito más competitivas”, agrega.

Cualquier ciudadano colombiano puede hacer parte de una cooperativa a partir de los 18 años, así no devengue ingresos, como una ama de casa o un estudiante, sin embargo, para solicitar un crédito sí se requerirá capacidad de pago y, por ende, certificar ingresos.

En 2020, JFK Cooperativa Financiera destinó $65.000 millones en inversión social.